thousand /eyes- monster>

Si. Es muy probable que estuviéramos en un error.
 Que tarde o temprano acabáramos arrepentidos, pero a ninguno de los dos se nos ocurrió rectificarlo ni sentarnos a hablarlo. Creo que era eso lo que nos hacía diferentes a los demás, ser conscientes del mal que hacíamos al mundo (juntos) y soportarlo disfrutándolo, sin ese remordimiento hipócrita que nos hiciera parecer buenos en apariencia. No queríamos la excusa de nuestro comportamiento infundada en un mal hogar que inspirara la caridad humana y que diera pie a la segunda oportunidad.
Todos los cartuchos estaban quemados ya.
Todas las lanzas a nuestro favor partidas.
 Juventud y hormonas manejaban nuestros cuerpos sin control.
Construíamos nuestros castillos en el aire con paredes de humo y vigas de alcohol
Pero tarde no era la palabra.
Al contrario, el juego acababa de empezar y jugar se nos daba terriblemente bien.