Gris marengo


Y ahora sí, mi cara es un poema. Ni todo el whisky de esta ciudad podría crear en mí una actitud sincera para decir lo mucho que me alegro por ti, aunque sólo fuera como un traje desechable que pienso rasgar en cuanto te des la vuelta y dejes de mirarme para comprobar si estoy bien. A la gente no suele gustarle la gente falsa, pero dime como sujetar una sonrisa artificial que se escapa para maquillar este desastre.

Sólo estoy esperando. Sé que este momento tiene un número limitado de segundos y que se están  consumiendo, vamos a desear que su fin llegue antes que el mío.

213215052011