Amarillo de nápoles.

Todavía pienso en aquel viaje que hicimos, supongo que tu no. Intuyo que fue soñado, no pudo ser tan idílico. No recuerdo esfuerzo físico más que el de mantenerte la mirada. O no ruborizarme cuando tus sonrisas se materializaban en caricias y caminaban hacía mí. Aquel café sobre una inestable mesa de forja rota que seguro que no visualizas, dejando que los rayos del astro rey tatuaran nuestra piel,  mientras jugábamos a entrelazar palabras creando temas mundanos y banales a los que tan sólo tú y yo sabíamos encontrar un revés especial y tan absurdo como aquel viaje.

Y ahora sí que confirmo que fue un sueño.

Jamás he tomado café. Lo siento, más por mí que por ti.

08/05/11-15:27

Adele-Daydreamer